
La Herida de la Niña Interior
Las experiencias de la infancia tienen un impacto profundo en nuestro desarrollo emocional y mental. Las llamadas heridas del niño interior son traumas o experiencias dolorosas que enfrentamos en nuestra niñez y que, si no se procesan adecuadamente, pueden seguir influyendo en nuestra vida adulta.
Estos traumas pueden presentarse como abandono, rechazo, humillación, desaprobación, abuso físico o sexual, entre otros. Son heridas no sanadas que se alojan en el subconsciente afectando nuestras emociones, relaciones y comportamientos. Por eso, es necesario identificarlas y liberarlas si se quiere alcanzar un estado de mayor plenitud.
El Código del Cuerpo, es una herramienta poderosa para identificar y liberar estas heridas emocionales. Este método se basa en la premisa de que el cuerpo almacena las emociones no procesadas como energía atrapada, lo que puede provocar desequilibrios físicos y emocionales. A través de este sistema, es posible explorar el cuerpo y la mente en busca de bloqueos emocionales relacionados con las experiencias de la infancia.
¿Cómo funciona el proceso?
Utilizando la conexión con el subconsciente, el Código del Cuerpo nos permite detectar emociones atrapadas y el origen de las mismas, como puede ser una experiencia de abandono o rechazo en la infancia. Una vez identificadas, estas emociones se liberan de manera segura y no invasiva.
El beneficio principal de esta metodología es que no solo identifica las emociones, sino que también las libera, lo que permite a las personas experimentar una transformación real en su bienestar emocional. Al soltar las emociones atrapadas y sanar las heridas del niño interior, las personas pueden sentir una mayor autocompasión, mejorar sus relaciones y liberarse de patrones destructivos que los han acompañado durante años.
El trabajo con el Código del Cuerpo ofrece una oportunidad para reconectar con nuestro niño interior y proporcionarle el amor, la aceptación y la validación que necesitaba en el pasado. Este proceso no solo es liberador, sino también fundamental para aquellos que desean vivir de manera más plena y consciente, libres de las sombras del pasado.

Mi experiencia
Es habitual que durante las sesiones aparezcan heridas de la infancia relacionadas con las relaciones con los padres, la escuela, los amigos o cualquier circunstancia vivida que haya dejado una marca. Es adecuado llamarlas «heridas» tanto por el daño provocado por las emociones que las acompañan como por las creencias asociadas que contienen. Por ejemplo, si tus logros fueron ignorados durante tu niñez, podrías pensar que nunca recibirás reconocimiento.
En situaciones de abuso, donde la herida suele ser mucho más profunda y dolorosa, el tiempo que el cuerpo y la mente necesitan para integrarla suele ser mayor.